El llanto

Todo empezó con una lágrima en la cortina. Estaba allí, quieta. No caía. Después de aquella escena, aparecieron más. En el supermercado, encontré una en una caja de cereales, y otra sobre un lenguado. También pude ver algunas por la calle; en una farola, y en el pomo de la puerta de tu casa. Un día, también descubrí una apoyada sobre un cuadro de Aldo Urbano.