2018
+ Aldo Urbano
¡Gran Panorama visual, sonoro, real!
En las Torres Venecianas, durante el programa Composicions, a cura de Alexandra Laudo y Glòria Picazo, en el Barcelona Gallery Weekend 2018.
En un principio, en Barcelona solo tenía que haber una, de torre. Una torre que pudiera contener la maquinaria necesaria para controlar el sistema de aguas y luces de toda la montaña de Montjuic; una torre operativa, que fuera bonita por fuera y funcional por dentro, desde la cual los técnicos de luces y fuentes pudieran tener una visión panorámica de todo el área que estaba a su cargo. Y así era: los operarios veían las fuentes y veían la Torre de la Luz que servía de faro desde la Plaza del Univers, y veían los ciprés de cristal y hierro colado iluminados a lo largo de la Avenida Reina María Cristina y, quizás, también veían algunas de las 45 columnas dóricas repartidas por todo aquel bosque luminoso.
Pero, claro, ¿qué tipo de portal es una sola torre? Si aquella torre tenía que dar entrada al brillante recinto firal, le faltaba alguna cosa. Le faltava un reflejo, un espejo, un idéntico, una gemela que fuera el otro extremo de una línea. Una línea invisible, como el umbral que los visitantes cruzarían para entrar a la zona de la Exposición Internacional del 1929. Y pasó así: la torre operativa tuvo una gemela, igual por fuera pero distinta por dentro. Sería una torre decorativa. Una torre que no serviría para nada más que para ser vista desde afuera, para resolver la función de entrada que se había asignado a aquella construcción. Pero nada más. No sería necesario que nadia entrara, ni que desde arriba se pudiera ver la vista panorámica, ni que estuviera llena de máquinas, ni que constara de distintos pisos, ni que tuviera las paredes pintadas, ni una buena ventilación. No. Porque nadie debería entrar ahí dentro.
Con el tiempo, estos roles han ido cambiando hasta llegar casi a confundirse. La una es el espejo de la otra y las dos reflejan el Campanile di San Marco di Venezia, componiendo lo que vemos como una visión doble, una ilusión óptica, un aleph en que es posible ver distintas dimensiones temporales de un mismo cuerpo sucediéndose a la vez. Hemos propuesto convertir las torres venecianas en un espacio metafísico donde estas nociones sutiles puedan hacerse evidentes.
Agradecimientos infinitos: Alexandra Laudo, Glòria Picazo, Bernat Daviu i Joana Roda (Bombon Projects), Mariña A. Pino, Susanna Corchia, Ernesto Ventós (col·lecció Olor Visual), Martín Vitaliti, Jaume Mercader, Andreu Parés, Marina Gallach, Oriol Dot, Joan Dot, Andreu Dengra (Centre d’Art Maristany), Maria Losada, Júlia Barbany, Max Azemar, Jaume Pla, AENA, Marcos Castellanos.