Las piedras angulares

2018

Acumulación de libros.

Instalación en Chiquita Room, Barcelona.

Con la colaboración de la librería El Siglo, de Sant Cugat del Vallès.

Obra realizada como respuesta a la invitación de Laura González a participar en su proyecto Barcelona Plan B. Una oportunidad cartográfica, con el que se inauguró el Centro de arte y creación contemporánea Chiquita Room, en Barcelona. 16/11/2018

Las piedras angulares son aquellas piezas fundamentales que sustentan un edificio. En este caso, un mapa de Barcelona sin el Ensanche abre una pregunta: si construimos sobre ruinas, ¿sobre qué está construida la propuesta de Cerdà? La carta histórica de Barcelona ilustra diferentes caminos, rutas y organizaciones territoriales que han ocupado este espacio: las primeros poblaciones íberas, las redes de caminos y la estructura de la Centuria romana del 200 d.C., las calles estrechas de la Barcinona visigoda, los molinos del borde de la reguera condal de mediados del s. X, la segunda muralla del s. XIV, la expansión del Raval, la apertura al mar y el camino hacia Gracia consolidado en el s. XVI, la ciudadela militar y los baluartes del s. XVIII y el desarrollo mercantil e industrial que transformó los inframuros barceloneses hasta mediados del siglo XIX. Con todo, se pasó por encima de regueras, como las dos que se encontraban más o menos aquí, donde ahora está el espacio de Chiquita Room.

Ante la posibilidad de imaginar Barcelona sin el Ensanche, me saltan a la vista todas estas ruinas sobre las cuales se ha construido el espacio que ocupamos ahora. Me resulta imposible imaginar otra manera de gestionar y distribuir el territorio para que los humanos vivamos, como si esto no fuera una más de tantas otras colonizaciones. Mi respuesta al encargo no ofrece la imagen de un posible futuro, sino que busca en aquello que, más allá del Ensanche, en un inconsciente subterráneo, todavía sustenta esta ciudad: las piedras angulares. Las extraigo, imaginando que su vacío quizás lo llenará la semilla de alguna planta nueva.

Agradecimientos infinitos: Emiliana, Llibreria El Siglo, Laura González.