Amantes que se descubren II (en catalán)

Una cortina que cubre y descubre. Enamorada de tí, la cortina celebra que estás frente a ella, que tu mirada se desplaza por su cuerpo y, si pudiera, te pediría que no la apartes, por favor, porque tus ojos son preciosos, tu mirada es cautivadora y tu presencia, delante de ella, oh, es fascinante. Y por esto descubre, porque la cortina revela estos sentimientos. ¿Y cómo lo hace? Oh, vaya, lo hace de una manera tan romántica como es un bordado. Una confesión que leerás por dentro, que te llegará como por telepatía, y que está bordada sobre su propio cuerpo de cortina que cubre cosas. 

Su amor hacia tí se basa en aquello tan básico de que quizás las cosas existen porque las miramos, o no. Las palabras bordadas celebran que las lees, como si fueran médiums entre la cortina y tú, y tradujeran su voz de objeto a tu voz de persona para que sepas que, ostras, ojalá vuestra coexistencia (cortina y tú, una frente la otra) no se interrumpa nunca.